Cada
vez somos más conscientes de lo necesario que es mantenerse activo y practicar
alguna actividad física regular para garantizar el buen funcionamiento de
nuestro organismo. Y es que el sedentarismo es uno de los factores principales
que influyen en el desarrollo de enfermedades tan comunes como la obesidad, la
hipertensión o el colesterol alto. Las alternativas a la hora de hacer
ejercicio son tan amplias que, a veces, cuesta incluso decidirse por una u
otra. El gimnasio se ha convertido en un lugar casi de culto para muchas
personas que se interesan no solo por tener un buen aspecto físico, sino también
por blindar su buena salud. Pero no todo son rutinas monótonas y máquinas
aburridas. Hace años empezamos a conocer nuevas formas de ejercitarnos sin
caer en la cinta y los abdominales de
siempre. Gracias al pilates, muchas mujeres han descubierto los beneficios de
la actividad deportiva. Ahora llega su última versión: el pilates facial. Está
especialmente indicado para aquéllas que quieren combatir el paso de los años y
conservar un rostro impecable. Veamos en qué consiste.
¿Qué es el pilates facial?
Puede
que suene a novedad absoluta, pero esta modalidad de pilates cuenta ya con una
larga historia a sus espaldas. De hecho, sus orígenes se remontan a la década
de los ’60 del siglo pasado. Si el método pilates es un sistema de
entrenamiento a nivel físico y mental basado en la relajación, la respiración, el control mental y el
dinamismo; el pilates facial es el resultado de aplicar dichos principios en
una zona localizada. Se trata, pues, de ejercitar, relajar y reforzar la
musculatura propia de la cara. Los procedimientos son muy sencillos. Consisten
en una serie de movimientos con los dedos para trabajar los músculos y la piel,
en base sobre todo a pulsaciones repetidas. También se echa mano de
determinadas expresiones faciales que sirven de refuerzo a los masajes
digitales anteriores. Al mismo tiempo, se practica una combinación de estiramientos
e inspiraciones y espiraciones. Normalmente, se recomienda adaptar los ejercicios propuestos tanto a las inserciones musculares del rostro de cada una
como a las zonas que más interesa levantar y tensar. Lo más aconsejable es realizarlos una vez por semana, con especial
atención en los puntos clave particulares. En general, quienes practican el
pilates facial suelen afirmar que los resultados son sorprendentes, notándose
ya a las pocas semanas. Ello se debe a que el rostro suele acumular poca grasa,
por lo que la tonificación muscular es más marcada.
¿Por qué está de moda?
El
pilates facial, al igual que el pilates estándar, está ganando cada vez más
adeptos gracias a su carácter dual. No solo posee un efecto positivo sobre el
área trabajada, sino que, además, va acompañado de una vertiente relajante.
Cada vez son más las personas que se animan a intentar deportes y modos de
ejercitarse diferentes y alejados de los tradicionales. No en vano, el yoga en
todas sus acepciones, el propio pilates y otras fórmulas innovadoras como el
zumba cuentan ya con miles y miles de seguidores.
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