Las
varices –también conocidas como venas varicosas o arañas vasculares- constituyen todo un quebradero
de cabeza para miles de mujeres. Si bien en la fase inicial de su desarrollo existe
una clara tendencia a relegarlas al estatus de problema puramente estético, su
agravamiento revela la dimensión real de esta patología de origen cardiovascular.
A pesar de que no son exclusivamente femeninas, su menor incidencia en los
hombres hace que a menudo se hable de las varices con acento de mujer. Veamos qué
son y cómo pueden tratarse (o prevenirse).
Mala circulación, sinónimo de varices
Cuando
empiezan a aparecer en nuestras piernas esas venillas sobresalientes y notamos
pesadez en las piernas, dolor e incluso hinchazón en los pies o tobillos es que
algo no va del todo bien en nuestro sistema circulatorio. Las varices suelen
ser el resultado de la insuficiencia venosa, es decir, de las venas desbordadas
y dilatadas ante la dificultad de bombear la sangre de vuelta al corazón. Las
causas por las que se dan son múltiples, pero normalmente están relacionadas
con factores como la obesidad, el estreñimiento, una mala higiene de las
posturas a la hora de sentarse, el tabaquismo o el sedentarismo. Por otra parte,
estudios recientes apuntan a que el uso de anticonceptivos por vía oral podría
estar provocar el aumento de los casos de varices entre mujeres jóvenes. No en
vano, se estima que la progesterona - hormona femenina contenida también en las
píldoras y cuyos niveles aumentan durante el embarazo- daña la pared venosa.
¿Cómo tratar y prevenir las varices?
La
prevención es esencial a la hora de reducir las posibilidades de sufrir
varices. Hay toda una serie de hábitos que podemos adoptar para mejorar la
salud vascular de nuestras piernas, de forma sencilla y sin apenas alterar nuestra
rutina cotidiana. Lo primordial es evitar permanecer durante demasiado tiempo
en una posición estática, ya sea de pie o sentadas. Los zapatos de tacón –sobre
todo si es muy alto- no son recomendables. Tampoco es conveniente exponerse
durante mucho tiempo al sol o al calor, pues se activa la vasodilatación. Pero,
por encima de todo, es imprescindible vigilar nuestra alimentación para
controlar el peso. Si las varices ya
hayan surgido, podemos echar mano de las no siempre cómodas medias elásticas
compresoras. Los baños en agua más bien fría y con las piernas en alto sirven
para descongestionar la circulación. Solo en casos avanzados se recomienda la cirugía, que consiste generalmente en extirpar la vena principal a modo de último recurso. ¡Cuidemos
de nuestras piernas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario