24 de octubre de 2012

Cistitis de la luna de miel: ¿qué hago?




La cistitis es la inflamación de la vejiga urinaria, que muy comúnmente cursa o deriva en inflamaciones de la misma vejiga, con el consecuente dolor e incomodidad que ello acarrea. Este tipo de inflamaciones suelen venir causadas por infecciones provocadas por la infección de bacterias (señaladamente, la Escherichia coli) y es mucho más frecuente en mujeres en edad fértil. Como seguramente ya sabrás, la cistitis causa sensación de ardor, pequeñas fiebres, dolores más o menos agudos, necesidad recurrente de ir al baño y dificultad para miccionar con normalidad.

Pues bien, entre las diferentes cistitis existentes, hay una llamada "cistitis de la luna de miel", que afecta a las mujeres, y provoca la aparición de los síntomas habituales de la cistitis (sobretodo, la sensación de ardor y picor en la zona vaginal) justo después de haber mantenido relaciones sexuales.

Tratamiento para la cistitis

Si crees o estás segura de que tienes cistitis, antes de nada, procura relajarte. La cistitis es una afección muy habitual, especialmente entre las mujeres, y tiene fácil tratamiento, por lo que no hay razones para alarmarse. Su tratamiento inicial normalmente es a base de antibióticos, como en la mayoría de cistitis. Sin embargo, a veces es difícil de detectar a través de los análisis de orina. En tales casos, generalmente se toman medidas preventivas y se trata con medicamentos para la cistitis como  Trimetropima o el Sulfametaxozol.

Por tanto, si tienes este tipo de problemas, es aconsejable que siempre que vayas a mantener relaciones sexuales, te asegures de que ambos os laváis las manos y vuestras zonas anales y genitales. Es muy importante extremar la higiene en estos casos.

En segundo lugar, es muy aconsejable utilizar lubricantes solubles al agua en tus relaciones sexuales, porque esto ayudará a que tus relaciones sean menos opresivas y rebajarán las posibilidades de aparición de inflamaciones en la uretra.

Y, por supuesto, no olvides visitar y consultar a tu médico en todo momento si sufres en algún momento cistitis o cistitis de la luna de miel, porque nadie te podrá asesorar y ayudar mejor.

18 de octubre de 2012

Cuidado con el pescado crudo: ¡el sushi puede hacer daño!



Una moda que puede llevarte a la sala de urgencias
Comer pescado crudo en forma de sushi o ceviche, así como cualquier otra preparación que no contemple su cocción completa tiene riesgos que debes conocer. El limón o el vinagre no "cocinan" el pescado a pesar de la creencia general. Las bacterias y parásitos sobreviven y pueden darnos un mal rato o producirnos enfermedades graves. Entre las enfermedades del pescado crudo más conocidas está la anisakiosis, causada por el célebre parásito anisakis. Si ingerimos la larva podemos tener vómitos, náuseas u otras complicaciones gástricas (muy raramente se produce una perforación intestinal). El tratamiento indicado en estos casos es la realización de una endoscopia para retirar el parásito. Si en cambio el anisakis nos ha causado una reacción alérgica, ésta se trata con antihistamínicos.

La cocción es la mejor defensa
La bacteria del pescado crudo o Helicobacter pylori es la causante de molestias como úlceras en el estómago, gastritis, linfomas y, en casos minoritarios cáncer gástrico. Esta bacteria del pescado crudo se halla generalmente en los productos marinos de bajura o de peña, no es frecuente en los peces de alta mar ya que la bacteria se introduce a través del agua contaminada con aguas servidas y residuos de las ciudades. Por eso estos pescados y mariscos hay que consumirlos bien cocidos, hervidos, fritos o al horno.

¿Se puede comer pescado crudo?
Las leyes españolas y europeas coinciden en la obligación de congelar a una temperatura inferior a -20º C durante 24 a 72 horas todo el pescado o producto marino que vaya a consumirse crudo. Ya sea en forma de sushi, ahumado en frío, marinado o casi crudo, así como preparado a la plancha vuelta y vuelta o en el microondas; el pescado es un producto de preparación compleja. Para una mayor seguridad, conviene recordar que la congelación mata a las larvas, así como la cocción completa a más de 55 o 60 grados. 

Las enfermedades del pescado crudo son un problema sanitario cada vez más extendido, tomemos nuestras precauciones y podremos disfrutar con tranquilidad de estos sabrosos alimentos.

16 de octubre de 2012

¿Cómo funciona píldora del día después?


La píldora del día después se comercializa en España desde 2001, y sin receta médica, desde septiembre de 2009. Otros 15 países europeos dispensan este medicamento sin prescripción médica. Es un anticonceptivo postcoital efectivo en las primeras 72 horas del coito, que sea efectivo no quiere decir que sea infalible y, hay una pequeña posibilidad de que la mujer puede quedar embarazada. La eficacia del medicamento es del 95% si se toma antes de las 24 horas del acto sexual; del 85% entre las 24 y 48 horas; y del 58%, entre las 48 y 72 horas. Es, ante todo, un anticonceptivo de emergencia, nunca abortivo. No evita tampoco la transmisión de enfermedades de origen sexual. 
Se aconseja su administración cuando no se haya empleado durante la relación sexual ningún otro método de anticoncepción o haya fallado el utilizado en su momento, por ejemplo, si se rompe el preservativo.


Efectos secundarios de la píldora del día después

Los efectos secundarios de este medicamento son muy leves, como pueden ser cefaleas, dolores abdominales, molestias en las mamas, náuseas o vómitos.


Si se vomita antes de que hayan pasado tres horas de su ingestión, se debe tomar otra toma, aunque se recomienda que antes se ingiera un medicamento antiemético para reducir la sensación de náuseas o vómitos.


La píldora del día después también puede causar más molestias de las ya habituales durante la regla, que además puede durar más días.

2 de octubre de 2012

La realidad de los productos "light" o "low fat"




En la sociedad actual en la que vivimos lo más normal es llevar una vida sedentaria en la que estar trabajando sentado en la oficina y descansando en el sofá es la característica más acusada nuestro estilo de vida. Lo paradójico es que ante el cambio de una vida activa a una tan pasiva la alimentación apenas ha cambiado, es más, se podría decir que, en esta nueva sociedad posmoderna, se ha creado un culto hacia la comida rápida y calórica. El resultado es evidente, gran parte de la población padece sobrepeso. Ante esta situación las empresas han lanzado al mercado productos "light" o low fat con la promesa inherente de perder peso, luchar contra la obesidad sin renunciar al placer de comer productos como patatas fritas, chocolate, pan, bebidas hipercalóricas, alcohol, cervezas, mahonesas, salsas, etcétera, tan relacionados con la obesidad y los problemas de obesidad. Ahora la pregunta que cabría plantearse es: ¿realmente los productos "light" lo son?

¿Son o no son "light"?
La Comisión Interministerial para la Ordenación Alimentaria (CIOA) ha determinado que para poder denominar a un producto como "light", este deberá haber sufrido una reducción del 30% de las calorías con respecto al formato original. Sin embargo, son varias las empresas dedicadas a la alimentación que en el envase de sus productos colocan la etiqueta "light" cuando realmente no lo son puesto que no llegan al 30% indicado por la CIOA.


Productos "light" y dietas equilibradas
También habría que tener clara una cosa, los productos light no son los indicados como un tratamiento para adelgazar o tratamiento para la obesidad, realmente son productos desgrasados, se supone que en un 30% como mínimo, no productos hipocalóricos. Es decir, unas patatas fritas "light", por poner un ejemplo, siempre van a engordar más que unas verduras al vapor. Por lo tanto, no se ha de confundir como formas de lucha contra la obesidad, formas de perder peso o como un tratamiento para adelgazar porque realmente no son productos que lo propicien.


Equilibrio en la alimentación
A modo de conclusión podemos decir que los productos "light" simplemente son alimentos calóricos, tan solo un 30% menos grsos que los originales de referencia. Es decir, no se pueden considerar como un tratamiento para la obesidad o como un remedio para combatir el sobrepeso. En ningún caso deben convertirse en la base de nuestra alimentación. Para evitar este desequilibrio y todos los problemas que provoca deberíamos mantener una vida activa, realizando algún tipo de ejercicio, una dieta basada en productos no grasos o hipocalóricos y una dieta variada, sin renunciar a productos más calóricos pero controlando su consumo.