8 de julio de 2013

¿Por qué se produce la falta de deseo sexual?


Cada vez hablamos más de problemas relacionados con el desempeño sexual. Sin embargo, al hacerlo solemos referirnos generalmente a todas esas patologías que afectan al hombre. La sexualidad de la mujer sigue siendo un gran tabú para muchos, por lo que no se profundiza demasiado en las complicaciones que le impiden disfrutar de unas relaciones íntimas plenas. Hasta no hace mucho tiempo -y siguiendo la ortodoxia cristiana- incluso el propio principio del placer le estaba negado. La mujer participaba del sexo con un fin únicamente reproductivo. El goce no entraba necesariamente dentro del plan. Poco a poco -gracias en parte al éxito cosechado por los tratamientos farmacológicos para la impotencia y la eyaculación precoz en el hombre- se ha abierto la puerta al debate y la investigación en torno a los condicionantes que empeoran la vida sexual de la mujer. Uno de los mayores suele ser la falta de deseo sexual. ¿Por qué desciende la libido?

Cuando la mujer no siente ganas…
puede ser síntoma de que hay algo que no funciona a nivel fisiológico o psicológico. Es evidente que el sexo no es una actividad mecánica, por lo que ni el hombre ni la mujer están siempre en la mejor disposición para practicarlo. Puede que el cansancio, la fatiga, el estrés o las preocupaciones hagan que nos sintamos en un momento dado poco sensuales. Sin embargo, cuando esa sensación se convierte en una constante, es muy posible que estemos ante un caso de disfunción sexual femenina. La falta de deseo sexual o deseo sexual inhibido afecta a casi un 28% de las europeas entre los 40 y los 80 años. 

Para solucionar la falta de deseo sexual
Muchos han querido ver en esta patología el equivalente de la impotencia en el varón. Sin embargo, mientras que en él puede recuperarse el rendimiento sexual con la ayuda de pastillas para la disfunción eréctil que mejoran la circulación sanguínea en el área genital, en la mujer no es tan sencillo. Y es que en muchos casos la falta de deseo es el resultado de la interacción de factores anímicos y ambientales más que ginecológicos. Se ha comprobado que a medida que pasan los años, los niveles hormonales tienden a disminuir, por lo que los bajos niveles de testosterona hacen que se pierda también interés por el sexo. A eso se unen en numerosas ocasiones otras circunstancias poco tenidas en cuenta, como la convivencia con un hombre impotente o eyaculador precoz y los problemas de pareja. Cuando él experimenta dificultades a la hora de practicar el coito, es frecuente que la mujer decida disimular su propio deseo para evitar la frustración del hombre. Con el tiempo, la situación se normaliza y ella interioriza su falta de libido como algo natural. Los conflictos domésticos o las crisis suelen hacer también que empeore la respuesta sexual de la mujer. Para luchar contra el deseo inhibido, suelen recomendarse parches hormonales, por ejemplo. Sin embargo, el primer paso para solucionarlo es reconocer que existe un problema. Y es que a muchas mujeres ha dejado de importarles su propia satisfacción en el sexo.                                     

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